Para las narrativas escolares, analizamos cómo se trabaja El Siglo de Oro, en concreto El Quijote en 1º de Bachiller, en la clase de Lengua castellana y Literatura. La profesora sigue el libro de texto –de la editorial Sansy–. El libro explica la biografía de Miguel de Cervantes, su producción literaria y, después, profundiza en El Quijote (estructura, datación y génesis, personajes, narrador y sentido e interpretación). En una de las actividades que presenta el libro, los estudiantes deben leer un fragmento y responder a una serie de preguntas, con el objetivo de que se familiaricen con El Quijote y conozcan sus principales características. La actividad propuesta consiste en que los alumnos respondan a las siguientes cuestiones:
- Fíjate en los consejos que don Quijote da a Sancho antes de gobernar la ínsula. ¿Crees que alguno de ellos todavía es útil? ¿Por qué?
- ¿A qué crees que se debe la visión amarga que Cervantes ofrece sobre la justicia?
- ¿Es Cervantes un hombre preocupado por el lenguaje? Justifica tu respuesta citando ejemplos del texto.
- ¿Qué rasgos de la personalidad de Sancho descubres tras estos consejos?
El Quijote, en el libro, se trabaja simplemente de esta forma, con páginas explicativas que resumen los apartados anteriormente mencionados, y pequeños fragmentos para leer, con preguntas de este tipo como actividades. La docente trabaja las actividades de acuerdo con el libro, explicando los distintos apartados y deteniéndose en los fragmentos a leer, dando opción a que los alumnos respondan a las preguntas en voz alta en clase. Sin embargo, vemos que el mayor problema es que los alumnos, leyendo en voz alta dichos fragmentos, parecen no comprender las palabras, y resulta complicado que todos entiendan el fragmento con una sola lectura. También hay varias palabras que los alumnos no conocen y preguntan su significado.
Para interpretar la situación, creo que muchos de los alumnos han alcanzado los objetivos, pero también en parte porque El Quijote ya forma parte de la cultura popular y hay ciertas cosas que saben, independientemente de lo que estudien en esta clase. Muchos parece que sí comprenden la parte de teoría pero, a la hora de leer, especialmente cuando lo hacen en voz alta, es evidente que la comprensión es muy deficiente. A la hora de contestar a las preguntas propuestas, más o menos parece que son capaces de hacerlo, aunque los alumnos no son demasiado participativos. Además, algunas de las preguntas no están directamente relacionadas con el texto, como ¿A qué crees que se debe la visión amarga que Cervantes ofrece sobre la justicia?, con la que los alumnos están algo perdidos. También es necesario tener en cuenta que las preguntas hacen referencia indistintamente al autor y a los personajes, provocando confusión en los alumnos, por los que algunas respuestas apuntan más a la visión de El Quijote que a la de Cervantes.
Creo que es un fragmento bastante bien escogido, especialmente porque, al tratar modales y, en concreto, los eructos, puede llamar la atención de los estudiantes, que a menudo tienen afición por los temas escatológicos. La tarea-actividad inicial, para mí, debería ser completamente distinta. En este caso, también partiría de los conocimientos previos que tienen los alumnos de El Quijote, intentando que recuerden lo que han estudiado otros años. Después, es evidente que es necesaria cierta explicación de la relevancia de El Quijote como novela, pero el enfoque de la actividad con lectura y preguntas me parece bastante escaso. En este caso, creo que, previamente, seleccionaría distintos fragmentos –en los que aparezcan elementos destacables: distintos narradores, las características de los personajes, etc.–, los repartiría entre los alumnos, por parejas, y les invitaría a leerlos en casa (para una mejor comprensión) y compartir sus reflexiones en clase. De esta forma, intento que las personas con problemas de comprensión tengan más tiempo para trabajar el texto, mientras que las que van más avanzadas pueden intentar profundizar más en el tema. En esta línea, la de avanzar y consolidar el aprendizaje, podríamos añadir una actividad optativa que consistiese en que buscasen otras historias con influencia de El Quijote, o personajes quijotescos, y los trajesen a clase, justificando su elección.
En el centro los alumnos de este curso no utilizaban tabletas. La profesora sí utiliza siempre su iPad, y proyecta la página del libro sobre la que se está trabajando. No es un uso innovador, de nuevo, simplemente sirve por si alguno de los alumnos se ha olvidado el libro de texto, o para que sigan mejor la clase, así que se le da un uso accesorio. En este caso, no influye de ninguna forma en el proceso de comunicación docente/alumnado, que se produce de forma clásica.
Para enriquecer la actividad con el uso de las TIC, podíamos proponer que los alumnos realizasen una presentación y, además, podríamos utilizar contenidos multimedia que ayuden a la comprensión del tema; fragmentos de El Ministerio del Tiempo, por ejemplo, en los que aparece Cervantes.
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